viernes, 3 de julio de 2009

Para no tener hijos adictos


Publicado por: Patricia Sandino Ch.


(Parte II)



Autocuidado: Es necesario estimularlo, mostrarle su cuerpo como templo del amor propio y que, por consiguiente, necesita y merece ser cuidado mediante una sana alimentación, ejercicio y alejamiento de cosas que le hacen daño: exceso o carencia de alimentos, el cigarrillo, la automedicación, el alcohol y las drogas. No es necesario caer en detalles, sólo reforzar conductas positivas para crear una idea de lo que es adecuado o no para su salud y su vida en general.

Expresión de sentimientos: Es indispensable estimular en las hijas y los hijos la expresión de sentimientos. Ellos necesitan saber la forma de hacerlos sentir. Esto valida sus sentimientos y les da tranquilidad y confianza en sí mismos. Ayudarles, además, en la adecuada expresión especialmente en el enfado, la tristeza y el temor, para que no se conviertan en autoagresión.

Los sentimientos también dan indicios de las necesidades de los hijos y los momentos que están atravesando en sus vidas. Si los padres están atentos y permiten que sus hijos los manifiesten en forma sana y segura, podrán observar cambios de comportamiento y les darán su apoyo para atravesar circunstancias difíciles en sus vidas. Debe enseñárseles a reconocer las tensiones emocionales, físicas, y a manejarlas de manera constructiva, conociendo diferentes formas de hacerlo. Esto creará recursos interiores que les ayudarán a no buscar en la droga una evasión.

Autoridad: Niñas y niños necesitan normas claras y límites que rijan sus acciones en la forma de comer, de actuar, de relacionarse con los demás. Como son restricciones que posibilitan el crecimiento personal, ayudan en el proceso de independencia, autonomía y manejo del placer. Cuando un niño o un adolescente aprenden a aplazar su deseo inmediato e impulsivo, pensando en función de lo que le conviene a él y a los demás, va ganando en madurez psíquica y afectiva, en libertad y en capacidad de saber distinguir lo que le conviene.

Responsabilidad: Naturalmente, deben aprender a ser responsables, a luchar por sus ideales y a asumir las consecuencias de sus actos, todo esto para formarse una imagen personal sólida. Las responsabilidades entregadas deben aumentar gradualmente, asegurándose de que sean capaces de cumplirlas.

Formación de la conciencia moral: Existe una sabiduría necesaria para vivir: saber que unas cosas convienen y otras no. Cada familia tiene su código de valores; es importante detenerse a mirar bajo qué parámetros está construida y si hay que modificarlos o no. Inicialmente a los menores hay que transmitirles los valores morales como si fueran normas, pues no distinguen una norma de un valor, pero luego han de convertirse en principios que constituyan la estructura básica de su persona. Son la guía referente de lo que conviene en el momento de tomar una decisión. Esa conciencia es lo racional, lo contrario a actuar impulsivamente.

Aspectos como la comunicación honesta la capacidad de tomar decisiones y resolver conflictos, el amor y el apoyo constante e incondicional, dedicarles tiempo de calidad, ayudarles a manejar adecuadamente el tiempo libre, estimulando actividades educativas, culturales, deportivas y recreativas, son importantes para criar hijos sanos, con capacidades y estructuras internas que les permitan saber decir no a las drogas.


Sí, es importante hablar con los hijos desde edad temprana sobre las drogas, sus consecuencias, el porqué algunas personas la consumen, cómo afectan al organismo, a las familias y a sus vidas enteras. Por supuesto que en este rubro está preocuparse por el comportamiento y los valores de los amigos de hijas e hijos.


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Para no tener hijos adictos

Publicado por: Patricia Sandino Ch.


(Parte II)



Autocuidado: Es necesario estimularlo, mostrarle su cuerpo como templo del amor propio y que, por consiguiente, necesita y merece ser cuidado mediante una sana alimentación, ejercicio y alejamiento de cosas que le hacen daño: exceso o carencia de alimentos, el cigarrillo, la automedicación, el alcohol y las drogas. No es necesario caer en detalles, sólo reforzar conductas positivas para crear una idea de lo que es adecuado o no para su salud y su vida en general.

Expresión de sentimientos: Es indispensable estimular en las hijas y los hijos la expresión de sentimientos. Ellos necesitan saber la forma de hacerlos sentir. Esto valida sus sentimientos y les da tranquilidad y confianza en sí mismos. Ayudarles, además, en la adecuada expresión especialmente en el enfado, la tristeza y el temor, para que no se conviertan en autoagresión.

Los sentimientos también dan indicios de las necesidades de los hijos y los momentos que están atravesando en sus vidas. Si los padres están atentos y permiten que sus hijos los manifiesten en forma sana y segura, podrán observar cambios de comportamiento y les darán su apoyo para atravesar circunstancias difíciles en sus vidas. Debe enseñárseles a reconocer las tensiones emocionales, físicas, y a manejarlas de manera constructiva, conociendo diferentes formas de hacerlo. Esto creará recursos interiores que les ayudarán a no buscar en la droga una evasión.

Autoridad: Niñas y niños necesitan normas claras y límites que rijan sus acciones en la forma de comer, de actuar, de relacionarse con los demás. Como son restricciones que posibilitan el crecimiento personal, ayudan en el proceso de independencia, autonomía y manejo del placer. Cuando un niño o un adolescente aprenden a aplazar su deseo inmediato e impulsivo, pensando en función de lo que le conviene a él y a los demás, va ganando en madurez psíquica y afectiva, en libertad y en capacidad de saber distinguir lo que le conviene.

Responsabilidad: Naturalmente, deben aprender a ser responsables, a luchar por sus ideales y a asumir las consecuencias de sus actos, todo esto para formarse una imagen personal sólida. Las responsabilidades entregadas deben aumentar gradualmente, asegurándose de que sean capaces de cumplirlas.

Formación de la conciencia moral: Existe una sabiduría necesaria para vivir: saber que unas cosas convienen y otras no. Cada familia tiene su código de valores; es importante detenerse a mirar bajo qué parámetros está construida y si hay que modificarlos o no. Inicialmente a los menores hay que transmitirles los valores morales como si fueran normas, pues no distinguen una norma de un valor, pero luego han de convertirse en principios que constituyan la estructura básica de su persona. Son la guía referente de lo que conviene en el momento de tomar una decisión. Esa conciencia es lo racional, lo contrario a actuar impulsivamente.

Aspectos como la comunicación honesta la capacidad de tomar decisiones y resolver conflictos, el amor y el apoyo constante e incondicional, dedicarles tiempo de calidad, ayudarles a manejar adecuadamente el tiempo libre, estimulando actividades educativas, culturales, deportivas y recreativas, son importantes para criar hijos sanos, con capacidades y estructuras internas que les permitan saber decir no a las drogas.


Sí, es importante hablar con los hijos desde edad temprana sobre las drogas, sus consecuencias, el porqué algunas personas la consumen, cómo afectan al organismo, a las familias y a sus vidas enteras. Por supuesto que en este rubro está preocuparse por el comportamiento y los valores de los amigos de hijas e hijos.

miércoles, 1 de julio de 2009

Para no tener hijos adictos


Publicado por: Patricia Sandino Ch.

(Parte 1)


El alcohol y las drogas son parte de una realidad que, creemos, nunca llegará a nuestra familia. ¿Cómo habría de pasar algo así a hijos que han sido educados con tanto esmero? Es así como con esta idea y actitud, los padres se confían y sobrestiman el medio social y la realidad cultural en que viven. ¿Qué hacer? ¿Desde cuándo y cómo?, son las preguntas más frecuentes recibidas de aquellas madres y padres preocupados por el futuro de sus críos.

Padres desorientados que creían conocer a sus hijos se preguntan ¿qué pasó, en qué nos equivocamos? Si bien es cierto que el tipo de familia no es la única causa para que exista un consumidor de droga, pues hay múltiples factores que lo determinan (personalidad, predisposición genética y factores sociales, entre otros), es también cierto que, como formadores, los padres tienen mucho por hacer.

Conscientes de que la mayor parte del conocimiento de los padres de familia proviene del instinto y de la formación que a su vez recibieron, se plantea la necesidad de intervenir en la formación de los hijos mediante la prevención temprana sobre aspectos esenciales detectados como carencias en la mayoría de familias con miembros consumidores, y que se constituyen en factores de riesgo.

Es común pensar que con niños pequeños no debe existir preocupación por temas como las drogas o el alcohol, y que en la época preescolar se corren pocos riesgos. De hecho, la carencia de programas preventivos dirigidos a la niñez es una señal de la poca atención que se pone para afrontar esta realidad.

En la infancia todo se está formando: la personalidad, los hábitos, la inteligencia y los recursos interiores. En esas edades es posible influir en la niña y el niño para desarrollar actitudes positivas hacia la salud en general y rechazar las drogas en particular, pues más tarde es posible que se deba intervenir para cambiar conductas erradas que interfieran con el bienestar individual y familiar. Por eso, desde que el niño entra al colegio se le debe enseñar que el alcohol, el tabaco y las drogas –incluyendo la comida poco nutritiva– son elementos que hacen daño físico. Más adelante y a medida que crecen, podremos ser más específicos con ellos.

Cuando el niño cumple siete años se muestra más adaptado al mundo. Su desarrollo intelectual y personal le permite ir estructurando sus experiencias de aprendizaje. Así va construyendo su personalidad con los valores, actitudes y sentimientos adquiridos en el colegio, en la familia y con sus pares, que hacen que se comporte o reaccione de una determinada forma frente a la droga o al alcohol.

Es cierto que existen algunos rasgos de personalidad, conductas o factores de riesgo que están presentes en la mayoría de los adictos. La presencia de estos factores no hace que una persona se vuelva adicta, pero sí más vulnerable que otros ante una situación de riesgo.

Es necesario recalcar que la educación para la convivencia no es sólo dar discursos sobre lo bueno y lo malo, sobre lo que se debe o no hacer; es necesario crear hábitos de valor moral en los infantes. Entre los aspectos indispensables para la formación de hijos sanos, es decir, con menos riesgo de consumir drogas, se destacan los siguientes:

Incrementar su autoestima. Debe ayudársele a descubrirse y a aceptarse pero, ante todo, a valorarse. Reconozca y valide sus sentimientos, actitudes y pensamientos. Ayúdele a tener una clara y acertada imagen de lo que es y puede llegar a ser. La niña, el niño que se siente orgulloso de sí mismo, tiene una menor probabilidad de buscar esa sensación en las drogas para desarrollar confianza en sí mismo y una imagen positiva.


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Para no tener hijos adictos

Publicado por: Patricia Sandino Ch.

(Parte 1)


El alcohol y las drogas son parte de una realidad que, creemos, nunca llegará a nuestra familia. ¿Cómo habría de pasar algo así a hijos que han sido educados con tanto esmero? Es así como con esta idea y actitud, los padres se confían y sobrestiman el medio social y la realidad cultural en que viven. ¿Qué hacer? ¿Desde cuándo y cómo?, son las preguntas más frecuentes recibidas de aquellas madres y padres preocupados por el futuro de sus críos.

Padres desorientados que creían conocer a sus hijos se preguntan ¿qué pasó, en qué nos equivocamos? Si bien es cierto que el tipo de familia no es la única causa para que exista un consumidor de droga, pues hay múltiples factores que lo determinan (personalidad, predisposición genética y factores sociales, entre otros), es también cierto que, como formadores, los padres tienen mucho por hacer.

Conscientes de que la mayor parte del conocimiento de los padres de familia proviene del instinto y de la formación que a su vez recibieron, se plantea la necesidad de intervenir en la formación de los hijos mediante la prevención temprana sobre aspectos esenciales detectados como carencias en la mayoría de familias con miembros consumidores, y que se constituyen en factores de riesgo.

Es común pensar que con niños pequeños no debe existir preocupación por temas como las drogas o el alcohol, y que en la época preescolar se corren pocos riesgos. De hecho, la carencia de programas preventivos dirigidos a la niñez es una señal de la poca atención que se pone para afrontar esta realidad.

En la infancia todo se está formando: la personalidad, los hábitos, la inteligencia y los recursos interiores. En esas edades es posible influir en la niña y el niño para desarrollar actitudes positivas hacia la salud en general y rechazar las drogas en particular, pues más tarde es posible que se deba intervenir para cambiar conductas erradas que interfieran con el bienestar individual y familiar. Por eso, desde que el niño entra al colegio se le debe enseñar que el alcohol, el tabaco y las drogas –incluyendo la comida poco nutritiva– son elementos que hacen daño físico. Más adelante y a medida que crecen, podremos ser más específicos con ellos.

Cuando el niño cumple siete años se muestra más adaptado al mundo. Su desarrollo intelectual y personal le permite ir estructurando sus experiencias de aprendizaje. Así va construyendo su personalidad con los valores, actitudes y sentimientos adquiridos en el colegio, en la familia y con sus pares, que hacen que se comporte o reaccione de una determinada forma frente a la droga o al alcohol.

Es cierto que existen algunos rasgos de personalidad, conductas o factores de riesgo que están presentes en la mayoría de los adictos. La presencia de estos factores no hace que una persona se vuelva adicta, pero sí más vulnerable que otros ante una situación de riesgo.

Es necesario recalcar que la educación para la convivencia no es sólo dar discursos sobre lo bueno y lo malo, sobre lo que se debe o no hacer; es necesario crear hábitos de valor moral en los infantes. Entre los aspectos indispensables para la formación de hijos sanos, es decir, con menos riesgo de consumir drogas, se destacan los siguientes:

Incrementar su autoestima. Debe ayudársele a descubrirse y a aceptarse pero, ante todo, a valorarse. Reconozca y valide sus sentimientos, actitudes y pensamientos. Ayúdele a tener una clara y acertada imagen de lo que es y puede llegar a ser. La niña, el niño que se siente orgulloso de sí mismo, tiene una menor probabilidad de buscar esa sensación en las drogas para desarrollar confianza en sí mismo y una imagen positiva.

lunes, 29 de junio de 2009

La amistad nos hace mejores



Publicado por: Patrcia Sandino Ch.


En cualquier momento, pero significativamente hacia el final del año, es maravilloso celebrar algo tan valioso como la amistad, ese don exclusivo de los seres humanos que nos permite tejer vínculos profundos con personas con quienes lo único que nos une es un sincero y mutuo aprecio.


Los verdaderos amigos son la familia que construimos con base en los dictados de nuestro corazón, no de nuestra sangre, pues mientras el destino nos escoge a los parientes, nosotros escogemos a las amistades.

Una verdadera amistad es ante todo una fuente de afecto y reconocimiento vital para la mayoría de las personas. Toda la gente necesita no sólo sentirse amada por los demás, sino ser necesitada por ellos. Y los amigos son personas con quienes establecemos una relación tan significativa que valida nuestra importancia en el mundo, a la vez que nos suple de una dosis fundamental de cariño y compañía.

Más importante que la mano que nos tiende cuando la necesitamos o esa sonrisa amable en los días oscuros, un amigo o una amiga nos ofrece el profundo regocijo de sentir que alguien confía en nosotros y está dispuesto a abrirse a nuestra amistad. Esto significa que nos valora como personas.

Uno de los aspectos más positivos de una buena amistad es que hace aflorar lo más bello que hay en nosotros. Como la amistad es producto de una decisión voluntaria, tenemos que ganárnosla, ofreciendo lo mejor de nosotras mismas.

Así, los amigos nos abordan por nuestra mejor cara y son como espejos que reflejan nuestros rasgos más amables, animándonos así a dar lo mejor de nosotras mismas. Además, su amistad nos permite vernos con un nuevo par de ojos y entendernos con una forma distinta de pensar. Su aprecio y aceptación a menudo hace posible que nuestras debilidades se redefinan como fortalezas, que nuestros errores se vuelvan experiencias de aprendizaje, y que se disipen las dudas sobre nuestro valor personal. Quizás por esto se ha dicho que los seres humanos florecemos en la compañía de otros y que necesitamos de ellos para ser mejores personas.

Me pregunto cómo serían de gratas nuestras relaciones con la familia si abordáramos a los seres queridos con el mismo espíritu con que abordamos a nuestros amigos...

Si los tratáramos con el respeto, la paciencia y la comprensión con que solemos tratar a nuestras amistades, la vida en familia sería tan inolvidable como los momentos compartidos con esos mejores amigos.











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La Amistad nos hace mejores

Publicado por: Patrcia Sandino Ch.


En cualquier momento, pero significativamente hacia el final del año, es maravilloso celebrar algo tan valioso como la amistad, ese don exclusivo de los seres humanos que nos permite tejer vínculos profundos con personas con quienes lo único que nos une es un sincero y mutuo aprecio.


Los verdaderos amigos son la familia que construimos con base en los dictados de nuestro corazón, no de nuestra sangre, pues mientras el destino nos escoge a los parientes, nosotros escogemos a las amistades.

Una verdadera amistad es ante todo una fuente de afecto y reconocimiento vital para la mayoría de las personas. Toda la gente necesita no sólo sentirse amada por los demás, sino ser necesitada por ellos. Y los amigos son personas con quienes establecemos una relación tan significativa que valida nuestra importancia en el mundo, a la vez que nos suple de una dosis fundamental de cariño y compañía.

Más importante que la mano que nos tiende cuando la necesitamos o esa sonrisa amable en los días oscuros, un amigo o una amiga nos ofrece el profundo regocijo de sentir que alguien confía en nosotros y está dispuesto a abrirse a nuestra amistad. Esto significa que nos valora como personas.

Uno de los aspectos más positivos de una buena amistad es que hace aflorar lo más bello que hay en nosotros. Como la amistad es producto de una decisión voluntaria, tenemos que ganárnosla, ofreciendo lo mejor de nosotras mismas.

Así, los amigos nos abordan por nuestra mejor cara y son como espejos que reflejan nuestros rasgos más amables, animándonos así a dar lo mejor de nosotras mismas. Además, su amistad nos permite vernos con un nuevo par de ojos y entendernos con una forma distinta de pensar. Su aprecio y aceptación a menudo hace posible que nuestras debilidades se redefinan como fortalezas, que nuestros errores se vuelvan experiencias de aprendizaje, y que se disipen las dudas sobre nuestro valor personal. Quizás por esto se ha dicho que los seres humanos florecemos en la compañía de otros y que necesitamos de ellos para ser mejores personas.

Me pregunto cómo serían de gratas nuestras relaciones con la familia si abordáramos a los seres queridos con el mismo espíritu con que abordamos a nuestros amigos...

Si los tratáramos con el respeto, la paciencia y la comprensión con que solemos tratar a nuestras amistades, la vida en familia sería tan inolvidable como los momentos compartidos con esos mejores amigos.

miércoles, 24 de junio de 2009

EL AMOR PROPIO TAMBIEN ES DIGNO DE FESTEJARSE

Publicado por: Patricia Sandino Ch.


Siempre nos enseñan e inculcan que debemos de querer a los demas y después ver por nosotras mismas, sin tener en cuenta nuestro amor propio y que por lo tanto valemos mucho.

Los anuncios publicitarios y la mercadotecnia tanto en la Televisión como en los Periodícos y demas medios de comunicación, cuando hacen referencia a determinadas fechas, como por ejemplo el "Dia del amor y la amistad" y en los anuncios de la radio se escuchan parejas diciéndose que se aman. Mensajes de lo que una pareja significa.

Los mensajes implícitos que nos van dejando son:

• El tener una pareja es lo que da la felicidad.
• Si tienes pareja eres alguien.
• Busca una pareja ahora.
• Como vas a saber lo que es el amor si no tienes pareja.
• El tener pareja te permite experimentar el amor.

Y resulta que, las que no tenemos pareja, nos sentimos excluidas de este día.

No solo nos damos lástima sino que nos senimos poca cosa.

Actuamos, pensamos, sentimos que la definición de amor que dan los medios publicitarios es la única.

Pero ¡hey! Alerta son mensajes publicitarios, son campañas de mercadotecnia donde su único fin es el consumismo.

Ellos no están interesados en lo que es el amor o la felicidad, lo utilizan a su favor como hacen todo el año durante la navidad, día de reyes, día de la madre etc.

No nos enganchemos con sus mensajes, no dejemos que sus mensajes rijan nuestras creencias y significados de lo que es el amor.

Existen otros amores; amor a los hijos, a la madre, al padre, a los amigos y un amor olvidado, nunca mencionado y jamás festejado es el AMOR PROPIO, el amor a una misma.

Y resulta que siendo el más importante de todos, pues nadie puede dar lo que no tiene, el amor propio no tiene ni fecha ni celebración.

El amor propio definido de manera simple en el diccionario como: consideración o estima de una misma, deseo de quedar bien ante uno mismo, resulta ser el más abandonado al momento de “celebrar” al amor.

Y es que no sé por qué se nos ha enseñado a querer y pensar primero en los demás y luego en nosotras. Sacrificarnos por los demás, darles lo que desean, sin nunca pensar en nuestro bienestar tanto físico como emocional.

No pensamos en nosotras por que si lo hacemos esto significa que somos egoístas.

Si no nos está permitido ubicarnos en primer lugar por temor a parecer egoísta, entonces siempre nuestro bienestar o el sentirnos bien está en función de las relaciones que tengamos con los demás.

¿Dónde dejamos nuestro amor propio?

¿Dónde radica su importancia?

• El amor propio no es sinónimo de egoísmo.

• Es cómo nos valuamos y cómo nos percibimos. Y lo valiosas que pensamos que somos para otros.

• El amor propio afecta la manera en que confiamos en otros, nuestras relaciones, trabajos y todos los aspectos de nuestras vidas.

• Es el primero que debe nutrirse porque con base en él podremos demostrar amor, estar cómodas y alegremente en el mundo con los demás.

• El amor propio es tu mejor amiga, siempre va contigo, es parte de ti.

• Contigo misma mantienes un diálogo constante, consultándote, preguntándote.

• En momentos de lucha, peligro, tristeza eres tú la que sales adelante gracias a tu amor propio.

Un amor propio fortalecido te permite ver la vida con aplomo.

Cómo nutrirlo

Al fortalecer nuestro amor propio nos fortalecemos internamente.

Cuando tenemos una pareja le demostramos amor de muchas maneras; Pensando en él, haciendo pequeñas cosas que le complacen y que le indican que lo queremos.

Todo esto que haces por una pareja que permite estrechar y fortalecer tu relación hazlo por ti.

Consiéntete, date gustos y disfruta de tu compañía


Piensa en cosas agradables que te gusta hacer y llévalas a cabo.

• Siéntate en tu lugar favorito y disfruta el sol.
• Cómprate ese libro, o la blusa que te gustó.
• Habla por teléfono o toma un café con aquellas amistades de las cuales disfrutas su compañía.
• Date un baño suave y prolongado
• Piensa en diversas formas en las cuales disfrutas tu compañía
• Ponte recaditos en diferentes partes de tu casa, que te hagan sonreír
• Realiza actividades que te hagan sentir bien contigo misma.

¡Anímate!

El amor propio positivo nos da la fuerza y flexibilidad para tomar las riendas de nuestras vidas permitiéndonos aprender de nuestros errores sin sentirnos rechazadas.

A lo largo de la vida llegarán y se marcharán personas que nos permitirán experimentar diversos sentimientos positivos y negativos.
Pero recuerda que somos cada una de nosotras quienes caminamos, crecemos, y estamos en nuestras historias de vida.

No esperes a tener pareja para celebrar la vida.

Celebra tu amor propio y disfruta como lo harías con amigos








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